Desde
que somos pequeños jugamos, sin ser conscientes, con las posibilidades que nos ofrecen los
objetos, y de esta manera, un palo lo acabamos transformando en nuestra espada
o una silla se convierte en la estructura de una cabaña dentro de nuestro mundo
imaginario. Sin embargo, cuando crecemos, a los adultos se nos olvida que esta
imaginación y libertad no es exclusiva de los niños. De hecho, nosotros, como
adultos, podemos seguir jugando sintiéndonos como niños.
Para
nuestra fortuna, los diseñadores Italianos a mediados del siglo pasado nos
brindaron la posibilidad de volver a jugar. El diseño radical
italiano justamente busca suscitar emoción y devolver a las personas su
libertad a la hora de jugar a interpretar las cosas, por ello proponen diseños
en los que el usuario puede inventar funciones, diseños en los que intervenimos
dejando de ser un mero espectador. Muestra de algunos diseños de los que
hablamos son Boalum y Tube Chair.
Boalum (Imagen extraída de lamparasyluz) |
BOALUM (L. Castiglioni (1969)).
Enrollada, de pie o extendida a lo largo. Encima de la mesa del salón, colgada
en la pared o enrollada encima de la alfombra. Una serpiente luminosa que nos
permite jugar en cuanto a forma y lugar. Una lámpara nada común con forma cilíndrica y que puedes comprar a metros.
Tube Chair (Imágenes extraídas de metmuseum) |
TUBE CHAIR (Joe Colombo (1970)). Unos asientos formados por tubos cilíndricos
de plástico de varios tamaños recubiertos con espuma. Con ellos podemos jugar
libremente, combinando su orden para adaptarlos a nuestra comodidad y al
espacio.
En
definitiva, una parte fundamental del aprendizaje de los niños se consigue
jugando, vinculada de manera implícita la diversión. No obstante, a medida que
crecemos el juego se ve relegado a un segundo plano, quedando en muchas
ocasiones olvidado. Y así, dejando de lado aquella manera de explorar el mundo
con la que adquirimos los primeros conocimientos en nuestro inicio de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario