Deseo de la exposición "Qué desear" (Imagen propia) |
Y tiré de la cinta que llevaba escrita: “Deseo no perder nunca la capacidad de deseo”.
A partir de ahí, la exposición de “Qué desear”, que estará en el CaixaForum
hasta el 28 de abril, hizo sumergirme en una reflexión en torno al concepto de “deseo”. Y es que si nos ponemos a
pensar, pedir un deseo o aspirar a algo con entusiasmo son actitudes muy
comunes en nuestro día a día. Si más no, los más reticentes a esta opinión, compartirán
la idea que al menos una vez al año, el día de nuestro cumpleaños, pedimos uno.
Anhelar algo con mucho ímpetu, esperanzados a que acontezca, y cuando acontece
¿Qué sucede? ¿Evolucionamos? Creamos nuevas aspiraciones.
Desear gira alrededor de la proyección de fantasías, un mundo interior
que nos lleva a construir realidades que anhelamos y que en muchas ocasiones
pueden encontrarse muy distantes a la realidad. Pero, ¿hasta qué punto nuestros
deseos son reales? Es tan amplio el campo de la imaginación de la mente humana
que muchas veces nuestras aspiraciones llegan a acoger la categoría de artificiales,
o incluso, utópicas, idealizando lo que podría llegar a ser la realidad.
Además, una palabra tan biensonante y con un fondo tan grato como deseo quizá conlleve una connotación negativa, carencia. Si deseo, probablemente, carezca de algo, es decir, no
posea algo que necesito para mi felicidad. Por qué en realidad ¿Qué deseamos? ¿Nuestros
deseos son únicos o los compartimos? Rivane Neuenschwander nos propone
compartir los deseos, yo compartí el que he citado anteriormente, pero al final
cada humano tiene su propio deseo que espera ver cumplido para satisfacer y
saciar un aspecto en concreto.
Para los que quieran saber más:CaixaForum: Qué desear
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