Érase una
vez tres princesas que ya no son lo que eran, hablamos de Cenicienta,
Blancanieves y La Bella Durmiente. Los cuentos han cambiado una barbaridad tras
la entrada de este último siglo. De hecho, es curioso ver como la película Shrek Tercero incorpora
algunos de los populares clichés de Walt Disney de forma irónica para crear un
discurso más actual sobre los cuentos de hadas.
A la pobre
de Cenicienta, los traumas sufridos durante su infancia le han acabado pasando
factura. Pues vemos a una princesa enferma con la limpieza, algo excéntrica,
compulsiva y un tanto atolondrada, y es que cuando tu madrastra te trata de una
forma tan cruel, lo raro sería no mostrar un cierto desequilibrio mental y
emocional. No obstante, la transformación más interesante se presenta con las
hermanastras. Para los hermanos Grimm, blancas y hermosas de rostro, pero
horribles de corazón; para Disney son igual de desagradables por dentro y por
fuera. Pero en Shrek
Tercero, las Hermanastras feas, en especial Doris, se muestran con un rudo
aspecto varonil y un hermoso interior que sólo anhela felicidad.
En cuanto a
Blancanieves, eso de ser considerada la más bella del reino ha acabado por
subírsele a la cabeza. En la película aparece como una persona arrogante con
una afilada lengua llena de sarcasmo. Aunque, curiosamente ha acabado por
adoptar una descripción parecida a la que los hermanos Grimm concedieron a la
malvada reina. Por otra parte, no podemos olvidarnos de los molestos animalitos
del bosque o los siete enanitos, a los que trata como si fueran sus siervos.
Nuestra
última princesa, La Bella Durmiente, parece ser que aún no ha conseguido
despertar del todo. Los efectos secundarios del maleficio hacen que padezca
narcolepsia, que aparece en cualquier situación. Tratar de mantener una
conversación con ella resulta casi imposible tanto por su enfermedad como por
el déficit de interés y atención que tiene.
Tres
princesas en constante transformación. Y colorín, colorado, estos cuentos
volverán a ser cambiados.