miércoles, 29 de enero de 2014

INSTANT / 29 /



Con El último primate teníamos la sensación de fin, en Donde rugen los volcanes de principio y con el próximo Rat Race la incertidumbre crece. En cualquier caso todo es creación de Najwa Nimri y ella siempre nos transporta a algún lugar lejos de aquí

Sonidos de colores. Voz arrastrada. Palabras evocadoras. Escuchar a Najwa Nimri es entrar en una dimensión suspendida entre la tierra y el cielo. Nos dejamos ir y comenzamos a levitar. Imaginamos la realidad o la realidad es imaginada.  Melodía, letra y voz crean una atmósfera que ilumina hasta tener en nuestra mirada una constelación permanente. Flotamos. Somos volátiles. Transportados a un lugar misterioso. No hay camino establecido, ni meta a la que llegar. Simplemente la propia inercia nos empuja hacia ningún lado. Nos dejamos llevar y empezamos a experimentar sensaciones. Algunas nos agitan; otras nos anestesian. Un trance exento de tiempo y que se rodea de un halo místico. Un efecto hipnótico que repetimos cada vez que escuchamos un disco “Najwa”. Un sueño artificial que se convierte en un ritual religioso para escapar del afuera o del adentro. Y cuando despertamos nos golpea en la mente una frase tan posiblemente imaginaria, como probablemente real: “el final del mundo fue la semana pasada”.